El pasado día 5 de Junio celebramos el día mundial del Medio
Ambiente. De todas las efemérides relacionadas con el medio ambiente es quizás
esta la más representativa de una forma de pensar, de una actitud hacia el
planeta que tenemos y al que queremos
dejar a los que vengan detrás.
Se quería que al menos por un día los alumnos y alumnas del
Centro dejaran de venir en los coche de sus padres y cambiaran ruidos de
motores por el sonido de la respiración mientras pedaleamos cuesta arriba. No deja
de asombrar que sea este uno de los pocos Centros que conozco donde apenas hay
alumnos que utilicen la bicicleta como medio de transporte para llegar al
Instituto. No fueron todos los que yo quisiera pero tampoco fueron pocos.
Nuestro Centro se lleno, al menos por un día, de unas de las máquinas más
geniales y más respetuosas con el medio que el hombre ha inventado. Confío en
que en un futuro iniciativas como esta calen en la comunidad educativa y que
paulatinamente sean muchos más los que vengan al Centro en bicicleta sin
necesidad de una efeméride en el calendario.
Pero una vez más las
celebraciones no se deben quedar como eventos aislados en los que detenemos el frenético ritmo de nuestras vidas para mirar de soslayo
a un problema que es acuciante y urgente. El cambio de conciencia debe dejar
paso al cambio de hábito, a la modificación de la forma en que vivimos para
llegar a un punto sostenible en el que no entremos en conflicto con el propio
entorno que nos permite, con sus recursos,
alojarnos en esta Tierra.